Donato

Testimonio | Octubre 2013

Nació en Río de Janeiro, Jugador del Deportivo de A Coruña. Campeón de la Copa del Rey en dos ocasiones con el Atlético de Madrid, y en una con el Deportivo. Nacionalizado español, ha sido internacional con la selección nacional de fútbol en doce ocasiones . Es el jugador de origen extranjero que más partidos ha disputado en la liga española. El récord lo batió el 8 de noviembre de 1998 en el partido que su último equipo, el Deportivo, disputó en el estadio Vicente Calderón contra su anterior equipo, el Atlético de Madrid. Casado con Casia, tienen dos hijas: Tassia y Vanessa.

Mi mayor ilusión fue siempre la de jugar al fútbol, pero no lo conseguí hasta cumplir los diecinueve años. Mis padres eran de condición humilde, y yo tenía que trabajar. Ellos me enseñaron desde muy pequeño a creer en Dios, aunque no de una manera tan personal. Pensaba que con hacer las cosas de la mejor manera posible, Dios me ayudaría...

Mientras tanto, salía con mis amigos y me "divertía" lo máximo posible. En principio, a pesar de mi interés en jugar al futbol, ningún equipo me aceptaba, ni siguiera para entrenarme con ellos. De repente en 1981 llegó mi oportunidad en el América de Río, para saltar en julio de 1984 al Vasco da Gama, también en Río de Janeiro, la ciudad en la que había nacido. Empecé a ser famoso y a tener con la fama todo lo que cabe desear. Pero seguía con un profundo vacío en mi interior.

Poco tiempo después de casarme, Casia, mi mujer cayó en un problema de espiritismo que nos impedía vivir en paz.

Consultamos a varios "expertos", entre ellos una bruja que llegó a amenazarnos diciéndonos que si no hacíamos lo que ella decía, Casia podía morir. Desesperado y cansado, me di cuenta que cuando recitaba el Salmo 23, que desde niño me sabía de memoria, me quedaba en paz. Así que pensé que si con todo lo que los expertos me obligaban a hacer para tener "calma", lo único que conseguíamos Casia y yo era ser esclavos de sus órdenes, mejor era ponerlo todo en las manos de Dios. "Que Él haga con nosotros lo que El quiera", dijimos. Tiramos todos los amuletos y dejamos de hacer los ritos que nos habían mandado, y decidimos confiar sólo en Dios.

A partir de entonces ya nada fué igual. Dios guió mi destino y ha puesto en la vida de mi familia la paz que deseábamos tener. Casia, nuestras dos hijas y yo vivimos al amparo del "contrato" más seguro, porque Dios es nuestro mejor amigo y él nunca nos abandona. Dios nos ha traído aquí a España jugando primero en Madrid, y ahora en A Coruña. Como ya he dicho, cuando era niño para mí lo más importante del mundo era poder jugar al fútbol. Ahora lo que más me importa es el Señor Jesús, y servirle a El en todo lo que pueda hacer: en el fútbol, en mi casa, en toda mi vida


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